LOS DIVORCIOS Y LOS CAMBIOS CLIMÁTICOS

   En un artículo publicado en la revista de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA) por D. Ramón Tamborero y del Pino, miembro de dicha asociación, al igual que la firmante, explica como los divorcios influyen en el cambio climático.
     El autor del artículo ha tenido la oportunidad de acceder a un estudio realizado por la Universidad de Michigan EE.UU.), en el que se analiza el impacto medio ambiental que el creciente número de divorcios viene produciendo de manera casi imparable. Me ha parecido un artículo muy interesante que analiza una situación poco estudiada hasta ahora y yo os lo resumo en estas líneas.
     Relata el autor, que es evidente que el divorcio significa habitualmente la apertura de un nuevo hogar, lo que necesariamente implica adquisición de nuevo mobiliario, energía para la nueva vivienda, agua, electrodomésticos, etc., todo lo cual va a suponer un importante aumento del consumo de recursos, y en consecuencia una evidente incidencia en la contribución directa al cambio climático.
     Esta situación, implicará un mayor uso mdel suelo, más materiales de construcción, más energía. Por ejemplo: el frigorífico que antes consumía energía para enfriar los alimentos de una familia, ahora lo hace para uno sólo; la calefacción que calentaba la casa para toda una familia, ahora debe calentar dos hogares para la misma familia. En cuanto a otro tipo de productos contaminantes, como pueden ser los  productos de limpieza, también se duplican.
      En el citado estudio se realiza un análisis de las características   fundamentales de los nuevos hogares que ahora se crean como consecuencia de la disolución de los matrimonios, en las quecabe destacar que en las viviendas de los divorciados vive habitualmente menos gente que en la que fue la conyugal; que suele ser más pequeña, y que tal vivienda es una voraz consumidora de espacios. En los doce paises en los que se realizó el estudio, los hogares de los divoriados ocupaban entre un 35% y un 95% más habitaciones por persona que las viviendas de los casados. Igualmente se calcula que en las viviendas de estos divorciados, gastaron entre un 46% y un 56% más de agua o de electricidad que en los hogares de casados, por cada uno de estos recursos.
      Evidentemente cuando el divorciado reinicia una relación de pareja y ésta se estabiliza como consecuencia de una nueva unión, este impacto comienza a menguar, sin embargo el número de divorcios, en su curva ascendente, implica que tal alternativa, la de la nueva pareja, quede por debjo de las rupturas, con lo que el impacto medioambiental del que hablamos no cesa.
    El estudio concluye su investigación con una especie de advertencia: "Todo lo que promueva y consiga mantener estilos de vida eficientes desde el punto de vista del consumo de los recursos, ayudará a reducir el gasto de los hogares, a contener el derrame urbano y contribuirá a la sostenibilidad ambiental global. Son decisiones difíciles, por supuesto, pero son las que nuestro estilo de vida nos obliga a tomar